18 ene 2017

De peregrinos y caminos

Abrí los ojos y aún así seguía soñando. Soñaba que era un peregrino. Estaba caminando. Mi Camino era estrecho y escarpado; a veces me  acompañaba un sol acariciador, otras veces la lluvia me dificultaba el caminar. Días y noches. Luces y sombras. Pero en todo momento te sentía cerca de mi.
Desde lo alto de una cumbre pude ver muchos caminos diferentes al que yo seguía. Algunos eran llanos y amplios, llenos de personas. Pero allí en la lejanía se veía que terminaban en un barranco. ¿Por qué estaban tan transitados? 
También alcancé a ver posadas. Me sorprendió que algunas personas habían fijado su residencia en algunas de ellas y habían olvidado que también eran peregrinos.
En una ocasión me crucé con un niño. Su voz era dulce, como sólo puede tenerla un niño. Estaba canturreando una melodía que yo conocía desde la infancia. Y me llevó a aquellos momentos de inocencia y de despreocupación que disfrutaba hace muchos años.
Ahora no distingo si es sueño o realidad, pero aquí sigo caminando por el Camino. Espero que nos veamos en algún momento y podamos caminar juntos.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.  Jn14,6
 

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