25 nov 2014

¡Mi padre es el piloto!


El hombre observó al niño solo en la sala de espera del aeropuerto aguardando su vuelo.
Cuando el embarque comenzó, el niño fue colocado al frente de la fila, para entrar y encontrar su asiento antes que los adultos.
Al entrar al avión, el hombre vio que el niño estaba sentado al lado de su asiento.
El niño fue cortés cuando conversó con él y, enseguida, comenzó a pasar el tiempo pintando un libro.

Durante el vuelo, el avión entró en una tempestad muy fuerte, lo que lo hizo balancearse como una pluma al viento. La turbulencia y las sacudidas bruscas asustaron a algunos pasajeros, pero el niño parecía encarar todo con la mayor naturalidad.
Una de las pasajeras, sentada del otro lado del corredor, estaba preocupada con todo aquello y preguntó al niño:
- No tienes miedo?
- No señora, no tengo miedo, él respondió, levantando los ojos rápidamente de su libro de pintar.
¡Mi padre es el piloto!


El Señor es mi pastor, nada me falta (Salmo 22)

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